Esto es un manjar, una de las cosas más ricas que se puede hacer con el bacalao, mejor dicho con su piel, unas crujientes cortezas de bacalao. Requiere un mínimo de preparación, pero si sigues este paso a paso verás que fácil es hacerlas.
Piel de bacalao.
Aceite de oliva.
ELABORACIÓN:
Desala el bacalao previamente y cuando lo tengas al punto quitale la piel. Con un cuchillo de punta fina separa un poco de piel y tira de ella.
Yo seco las pieles antes de freírlas. Hay varias formas para hacerlo:
- poniéndolas entre papeles absorbentes durante varios días cambiando los papeles y vigilando que no se peguen a la piel.
- poniendo las pieles en un deshidratador de alimentos.
- poniendo las pieles en el horno a baja temperatura hasta que queden secas.
- cosiendo un hilo a las pieles y colgándolas para secar al aire.
Una vez tengas las pieles secas, fríelas en aceite bien caliente durante unos segundos. Verás que se retuercen, se ensanchan y se doran.
Escurre las cortezas en papel absorbente y tendrás listo un aperitivo muy rico y diferente.
RECURSOS CULINARIOS:
Como ves la receta es muy sencilla y sólo requiere una preparación previa, la de secar las pieles que no es complicado. Hay quien no seca las pieles, las unta de aceite y las pone en el horno directamente, pero me parece más práctico tener las pieles secas que se guardan estupendamente en un tarro hermético bien cerrado y freírlas el día que hace falta.
Entre enharinar previamente las pieles antes de que pasén por la sartén y no hacerlo, hay poca diferencia en el resultado y sin harina son aptas para celiacos.
Si te gustan las cortezas un poco más saladitas añade un poco de sal después de freír las pieles.
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